(...) Eligen algunas veces por príncipes algunos de la juventud, ya sea por su insigne nobleza, o por los grandes servicios y merecimientos de sus padres; y éstos se juntan con los más robustos, y que por su valor se han hecho conocer y estimar; y ninguno de ellos se avergüenza de ser camarada de los tales y de que se los vea entre ellos; antes hay en la compañía sus grados los cuales son discernidos, por parecer y juicio del que siguen. Los compañeros del príncipe procuran por todas las vías alcanzar el primer lugar cerca de él; y los príncipes ponen todo su cuidado en tener muchos y muy valientes compañeros; el andar siempre rodeados de una cuadrilla de mozos escogidos es su mayor dignidad y son sus fuerzas; que en la paz les sirve de honra y en la guerra de ayuda y defensa. Y el aventajarse a los demás en número y valor de los compañeros, no solamente les da nombre y gloria con su gente, sino también con las ciudades comarcanas; porque éstas procuran su amistad con embajadas, y los hombres con dones; y muchas veces basta la fama para acabar las guerras, sin que sea necesario llegar a ellas.
De manera que el príncipe pelea por la victoria y los compañeros por el príncipe. Cuando su ciudad está largo tiempo en paz y ociosidad, muchos de los mancebos nobles de ella se van a otras naciones donde saben que hay guerra, porque esta gente aborrece el reposo, y en las ocasiones de mayor peligro se hacen más fácilmente hombres esclarecidos. Y los príncipes no pueden sustentar aquél acompañamiento grande que traen sino con la fuerza y con la guerra: porque de la liberalidad de su príncipe sacan ellos, el uno un buen caballo, y el otro una framea victoriosa y teñida en la sangre enemiga. Y la comida y banquetes grandes, aunque mal ordenados, que les hacen cada día, les sirven para sueldo. Y esta liberalidad no tienen de qué hacerla sino con guerra y robos.
Es fuerza ser enemigo de los enemigos del padre o pariente, y amigo de sus amigos.
P.CORNELIO TÁCITO, De las costumbres, sitio y pueblos de la Germania. Trad C. Coloma, Obras completas, col. Clásicos inolvidables, Buenos Aires, 1952, cap. XIII, p. 732, cap. XIV, p. 733 y cap. XXI, p. 736.
....................
Fuente: Mundo Tardoantiguo - Biblioteca Virtual
No hay comentarios:
Publicar un comentario